LA DERECHA ANDALUZA NO SABE PERDER ENCUESTAS

ANTONIO AVENDAÑO

Las diferencias electorales entre socialistas y populares se dirimen en un pañuelo. Todo parece indicar que el partido de las elecciones andaluzas se decidirá en el área pequeña. Tuya, mía, tuya, mía. Para los socialistas parece que se acabaron los buenos tiempos en que podían jugar a sus anchas, cómodamente, con todo el campo para ellos. Los socialistas andaluces eran siempre el Barça. Se llevaban alguna que otra patada en la espinilla, pero eran gajes del oficio. Al final el resultado siempre era el mismo: victoria socialista. A veces con más holgura de puntos sobre el segundo clasificado y a veces con menos, pero siempre campeones.
Las cosas están cambiando. Lo dicen todas las encuestas, incluso aquellas que dan una ligera ventaja al PSOE, como la realizada por la Universidad de Granada, a cuyos autores los dirigentes andaluces del PP se apresuraron a injuriar concienzudamente. La derecha andaluza no sólo no sabe perder elecciones, es que tampoco sabe perder encuestas. No entiende que las encuestas no dejan de ser una cosa virtual y un poco de mentira que sirve sobre todo para darse ánimos a uno mismo y quitárselos al adversario. Esa reacción antideportiva y barriobajera es un retrato involuntario del PP de Arenas, pero no es sólo eso. Es parte inseparable de un ADN ideológico que todavía espanta a muchos andaluces: demasiados, si se quiere ganar en la realidad de las elecciones además de hacerlo en la ficción de las encuestas. De nuevo, la gran esperanza de salvación de la izquierda parece residir en los pecados de la derecha.

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