Al igual que la central nuclear en Japón abrió el debate del cierre o no de las mismas, lo de Lorca me abre una ventana a la reflexión. Esta mañana andando por el pueblo he podido comprobar la cantidad de viviendas en estado de abandono que se encuentran en las calles, viviendas que de producirse un terremoto en este municipio caerían con el sabido peligro que esto tiene para cualquier habitante que pase por delante de alguna de estas viviendas. Existe una vivienda en una de las calles aledañas al mercado la cual ya pone el vello de punta nada más verla, pues no es necesario un terremoto para demolerla, tan solo es necesario seguir dejando pasar los días como se está haciendo. Es como el muro del cementerio, los años pasan y los inquilinos no protestan y al final queda a la vista de todos que no solo vale con arreglar fachadas y si hacer un verdadero arreglo de lo que aquello pedía a voces, aun culpemos a la lluvia, el viento, el sol o la luna. Podemos hablar y debatir sobre el dinero que esto nos podría llevar, pero el debate se paraliza en el momento que cualquier cascote pueda ser el causante de cualquier rasguño a cualquier ciudadano (que decir si causa la muerte). Eso es urgente, la naturaleza no entiende de crisis, tan solo entiende de ciclos naturales y va con ellos adelante.
Por mirar y comprobar de lo que en estas líneas hablamos quiero reflejar los datos que a nuestro territorio afecta y son los siguientes:
Cordillera Bética. El Sistema Bético constituye una de las áreas de mayor sismicidad de la Península Algunos de los terremotos históricos importantes ocurridos en la Península, se han localizado en esta área, como los de Vera (1518), Almería (1522), Torrevieja (1829) y Arenas del Rey (1884). Todos ellos con intensidades superiores a IX.
Depresión del Guadalquivir. Corresponde a un área de sismidad moderada, aunque se han producido algunos terremotos fuertes como el de Carmona (Sevilla) en 1504, uno de los mayores terremotos de todos los ocurridos en la Península.
Siguiendo con esto, que decir de Carmona, una localidad a 70 kilómetros del municipio de La Carlota. Se puede decir que hace ya más de 500 años y no ha pasado nada, quizá para otros sea un momento en el que se pueda correr con el peligro pues después de tanto tiempo en cualquier momento puede ocurrir, si a esto sumamos cambios climáticos, etc.
Desde aquí lo que digo es que se tiene que acabar con las casas en estado de ruina que existen en un núcleo urbano como el nuestro, por peligro, por insalubridad, por estética, por desarrollo del municipio en todos los aspectos de urbanismo. ¿Las formas de hacerlo? Vamos a sentarnos y vamos a debatirlo, pero no omitamos las cosas urgentes después de ver lo que hemos visto, pues la realidad de lo que pasa nos tiene que servir para avanzar y no para lamentarnos de las victimas (que lo hacemos) si no para evitar que en el futuro no se vean más construcciones que no deben de continuar existiendo en nuestras calles.
Aquí dejo esto y lo traslado a quienes tienen voz y voto para hacer políticas reales de seguridad ciudadana más que actos de publicidad ante los ciudadanos.
Desde la izquierda más absoluta y lleno de orgulloso por ello. Recibir un cordial saludo.
Francisco J. Perales
Por mirar y comprobar de lo que en estas líneas hablamos quiero reflejar los datos que a nuestro territorio afecta y son los siguientes:
Cordillera Bética. El Sistema Bético constituye una de las áreas de mayor sismicidad de la Península Algunos de los terremotos históricos importantes ocurridos en la Península, se han localizado en esta área, como los de Vera (1518), Almería (1522), Torrevieja (1829) y Arenas del Rey (1884). Todos ellos con intensidades superiores a IX.
Depresión del Guadalquivir. Corresponde a un área de sismidad moderada, aunque se han producido algunos terremotos fuertes como el de Carmona (Sevilla) en 1504, uno de los mayores terremotos de todos los ocurridos en la Península.
Siguiendo con esto, que decir de Carmona, una localidad a 70 kilómetros del municipio de La Carlota. Se puede decir que hace ya más de 500 años y no ha pasado nada, quizá para otros sea un momento en el que se pueda correr con el peligro pues después de tanto tiempo en cualquier momento puede ocurrir, si a esto sumamos cambios climáticos, etc.
Desde aquí lo que digo es que se tiene que acabar con las casas en estado de ruina que existen en un núcleo urbano como el nuestro, por peligro, por insalubridad, por estética, por desarrollo del municipio en todos los aspectos de urbanismo. ¿Las formas de hacerlo? Vamos a sentarnos y vamos a debatirlo, pero no omitamos las cosas urgentes después de ver lo que hemos visto, pues la realidad de lo que pasa nos tiene que servir para avanzar y no para lamentarnos de las victimas (que lo hacemos) si no para evitar que en el futuro no se vean más construcciones que no deben de continuar existiendo en nuestras calles.
Aquí dejo esto y lo traslado a quienes tienen voz y voto para hacer políticas reales de seguridad ciudadana más que actos de publicidad ante los ciudadanos.
Desde la izquierda más absoluta y lleno de orgulloso por ello. Recibir un cordial saludo.
Francisco J. Perales
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